Entrevista: Carlos Morales, primer cónsul de España
en el sur de China (final de mandato de tres años).
Texto:
Luis Parodi
Fotos:
Jorge Conesa
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Carlos Morales, en su oficina del consulado de Cantón |
Morales: "El día que en
España la educación tenga tanta importancia como el fútbol, empezaremos a
cambiar"
El cónsul saliente de España en
el sur de China considera "prioritario" que las autoridades españolas
visiten el gigante asiático y que las líneas aéreas locales abran conexiones
con Madrid para favorecer la inversión china.
Carlos Morales, primer cónsul de España en el sur de
China, termina después de tres años con el reto de dar a luz el consulado de
España en una demarcación que reúne siete provincias y en la que viven más
personas que en todos los Estados Unidos. En 2009, Guangzhou, la capital de
Cantón, sufría la operación de estética más importante de su historia reciente
para albergar los Juegos Asiáticos del 2010. Las líneas de metro se ramificaban
como lianas subterráneas hasta convertirse hoy en día en unas de las más
modernas del mundo, a los edificios les lavaban la cara hasta que sus fachadas
perdían el aspecto mugriento, las calzadas se reasfaltaban y las zonas
financieras engullían a los laberínticos barrios mientras los rascacielos
surgían como setas.
Morales tiene la sensación de
haber vivido un cambio en Guangzhou más radical que los tres años que marca el
tiempo de su estancia. Aun así, se va con la pena de ver cómo el asunto de los
derechos humanos conserva la rancia esencia que palpó tras su aterrizaje o de
que el Instituto Cervantes siga todavía en ciernes; asegura sentirse orgulloso
de haber ayudado a decenas de empresarios españoles que, muchas veces, cegados
por un oasis en donde se avista un negocio seguro se topan de bruces con un
escenario repleto de trampas a las que sobreponerse: "Muchos no lo
consiguen, pero otros, sí".
Desde que se creó el consulado,
el número de españoles registrados en Cantón se ha triplicado y es que en el
transvase migratorio entre China y España son más los últimos los que hacen las
maletas.
"En China dejo amigos y
sentimientos, pero me voy a México, a Latinoamérica, donde todo diplomático debe
estar al menos una vez en la vida", asegura este cónsul de aspecto joven y
lozano que no se muerde la lengua. Nos invita a sentarnos en el sofá en el que,
como un psicólogo, escucha a diario a sus hijos, los empresarios españoles.
- Usted había visitado China antes de ser cónsul en varias ocasiones,
ahora que se marcha, ¿la impresión que tenía ha cambiado mucho?
-Vine a China por primera vez en
1996, cuando vivía en Filipinas y por entonces China no era la potencia
política y económica que es hoy. China seguía siendo en aquella época un país
con un cierto desarrollo, un país más de Asia, como podía ser Indonesia o
Tailandia. Pero en Filipinas me di cuenta del impacto cultural que los chinos tienen
en esta parte del mundo. Luego me fui a Estados Unidos, regresé a España y
retomé los asuntos asiáticos. Y de ahí volví a viajar a China. Me encontré con
un país más desarrollado, más seguro de sí mismo, que empezaba a contar más en
la esfera internacional y en estos últimos años el desarrollo de China ha sido
velocísimo. Cuando llegué yo hace tres años para abrir el consulado, China era
la cuarta economía del mundo y ahora es la segunda. Fue superando a un país
detrás de otro hasta adelantar a Alemania y Japón. La China de mi infancia era comparable
a lo que es actualmente Corea del Norte, nadie pensaba en China. La gran
potencia en Asia era Japón. Ahora se concibe a China como a Japón en los años
80, como un imperio en alza.
- Algunos analistas han llegado a decir que China ha sido desposeída de
su cultura debido a las convulsiones de este último siglo. ¿Comparte esa
opinión?
-China tiene un sustrato cultural
muy fuerte y uno de los rasgos más importantes de ser chino es precisamente su
bagaje y todos sus componentes culturales. La cultura china se hace notar en
toda Asia. En el sudeste asiático es fundamentalmente la combinación de dos
grandes culturas, que son la china y la india. Hay países donde la cultura
india es más fuerte, como Tailandia o Camboya y otros donde la china empuja
más, como Vietnam. Evidentemente, en el siglo XX ha habido transformaciones
dentro de China y ha sido terriblemente duro para ellos, brutal diría yo, pero
hay un orgullo cultural muy grande en este país, no solo en los estamentos
oficiales, sino a nivel general.
- Habrá escuchado esto ya antes, 'China es un capitalismo disfrazado de
comunismo'...
-Es muy difícil definirlo, aunque
la mayoría lo llama 'Capitalismo de estado'. En realidad es un capitalismo dickensiano
del siglo XIX, capitalismo de los grandes emporios de la América de después de
la guerra de secesión de Estados Unidos que derivaron en las grandes empresas del
Nueva York o Chicago de 1870-80. Pero al mismo tiempo, teniendo en cuenta el
sistema político y la importancia del partido comunista, la forma de hacer
negocio aquí está muy condicionada, pero sí se le puede llamar capitalismo de
estado.
- Qué tipo de inversión debe atraer más España de China: ¿I+D+I o compra
de vivienda con concesión de
visados?
-España es un país muy atractivo
para invertir, es un país con una fuerza productiva de un nivel educativo
elevado, un país que ofrece muchas posibilidades, pero evidentemente el chino
está en un momento de cierta cautela para ver de qué manera se resuelve toda la
cuestión de la crisis. Los chinos, que son buenos comerciantes, ven que los
precios del sector inmobiliario siguen bajando y cuanto más bajen y crean que
tocan fondo, antes empezarán a comprar. Zonas como el centro de Madrid,
Barcelona, Mallorca o Ibiza siguen teniendo las viviendas muy caras. Ya se han
hecho con una serie de empresas en algunos países con mayores dificultades que
España: es el caso de Grecia y Portugal. En España quizá no hayan comprado
tanto porque somos un país con grandes empresas, grandes infraestructuras mucho
más caras y con un valor añadido mayor y un mayor coste para ellos. En cuanto
al tema inmobiliario, los chinos buscan calidad. La colonia de 200.000 chinos
radicados en España está comprando propiedades, porque les surgen oportunidades
y los precios fuera de las ciudades han bajado mucho. Todo esto está conectado
con el tema de los visados. No debería ser complicado obtener un visado que les
permitiera disfrutar de esas propiedades. Sé que hay intentos de que la ley
permita una mayor flexibilidad en este ámbito y creo que es muy positivo que se
haga así y que hay que promover la posibilidad de que los chinos, como los
rusos, puedan comprar propiedades en España. El único problema es que los rusos
están a cuatro horas de España y los chinos están a más de 12. Vuelos desde
Rusia hay muchos y desde China hay muy pocos, la mayor parte de ellos
concentrados en Pekín. No es solo el tema de visados, sino también las
facilidades para volar a España. Si hubiera vuelos desde Shanghai o desde
Guangzhou sería más fácil para estos chinos, que viven en zonas muy diversas del
país. Pero claro, si tienen que hacer escala en Pekín, o en París o en Londres o
en Amsterdam... pues es un poco más complicado.
- ¿Es esta una crítica hacia los gobernantes españoles que no son
capaces de acercar ambos países?
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Carlos Morales, en un momento de la entrevista |
- No es una crítica, sino la
realidad. España es un país fantástico, fácil de vender, que ofrece muchas
posibilidades para quien quiera invertir, ir de vacaciones, divertirse, pero
evidentemente hay que ponérselo más fácil a los chinos. Entonces, o bien se
convence a las compañías aéreas españolas, que parece que han renunciado a Asia,
o bien son las compañías aéreas asiáticas las que viajan aquí. Y la mayoría de
ellas tiene otras prioridades. Si nosotros queremos que ellos vengan y compren,
somos nosotros los que tenemos el problema. Durante mi estancia aquí he hablado
varias veces con China Southern, que es la principal compañía aérea del país y
sencillamente es una cuestión de oferta y demanda. Hay mucha más demanda para
ir a comprar e invertir en propiedades a Australia y están abriendo un montón
de líneas en Australia. Ahora acaban de abrir otra entre Guangzhou y Londres. Pero
en los tres años que llevo aquí, salvo el antiguo ministro de Industria y el
antiguo secretario de Estado de Turismo, no ha venido nadie más. Si no vienen
altas autoridades a intentar convencer a la compañía aérea más importante del
país, lo tenemos complicado, y así no vamos a atraer inversión, por ejemplo, de
una de las provincias con mayor renta per cápita del país como es la de Cantón,
que tiene 105 millones de habitantes.
- Si ellos invierten, ¿qué les ofrecería España a cambio? ¿Es verdad
que el chino busca más el negocio que el sol o las playas?
-El chino busca negocio, pero busca
también calidad de vida. Después de haber hecho mucho dinero de una forma rápida
y siendo relativamente joven, busca un país que esté bien conectado, que tenga
una gran calidad de vida. Al fin y al cabo, para un chino que viene a España,
vivir en Inglaterra o hacerlo en Francia tampoco implica mucha diferencia,
porque Europa es pequeña, cada país europeo es como una provincia china, pero
está claro que si pueden disfrutar del sol, del clima y de la calidad de vida y
del medio ambiente limpio y de la tranquilidad y seguridad que ofrecen las
ciudades españolas, pues se van a establecer en España. Si sus hijos pueden
acceder a buenos colegios privados bilingües, buenas universidades... pues no
se lo van a pensar. En España tenemos universidades privadas que ofrecen eso y
escuela de negocio que también lo ofrecen. Y esto que estoy comentando es algo
que he oído de empresarios chinos. Sin embargo, falta una mayor difusión en
China de todo esto. Aquí (por China) uno abre la prensa y ve todo tipo de
colegios británicos, australianos... Toda esa publicidad, todas las visitas de esos países aquí son
innumerables. Pero visitas de autoridades españolas, la verdad, no hay muchas.
Quizás vayan a Pekín, pero al sur, desde luego, no.
- ¿Estamos en desventaja con otros países de Europa por eso de que los
españoles no hablan bien inglés?
-Cada vez hay más gente en España
que habla Inglés y si no es así, ya va siendo hora.
- La educación en China, ¿está siguiendo el camino adecuado?
-Hay una cosa que admiro no solo
de los chinos sino de todas las culturas asiáticas desde que vine aquí la
primera vez en 1996. La educación es uno de los aspectos fundamentales de esta
sociedad. La educación de los hijos es fundamental: la familia, el estado y la
sociedad se vuelca en la educación. Desgraciadamente, eso no lo he visto en
España. La obsesión por la formación y por el futuro de las nuevas generaciones
en Corea, Japón o en China no existe en España, y no sé si en otros países de
Europa existirá o no. Nos sacan una gran ventaja. El día que en España la
educación tenga tanta importancia como el fútbol, quizá empezaremos a cambiar.
- Hay voces disidentes que critican la forma de educar en China, la
manera de adoctrinar a los alumnos, la excesiva disciplina.
-Es un poco la mentalidad del
país, no solo en China, sino en Asia. Hay una serie de valores que se acentúan,
como es la disciplina, los valores sociales o el respeto a los superiores, bien
sean profesores o padres. Funciona.
- ¿Dejará China de ser la fábrica del mundo? ¿Habrá una explosión de la
burbuja inmobiliaria como se pronostica desde otros países?
- En este sentido soy bastante
optimista. La prensa internacional es bastante prejuiciosa cuando habla de
China. La antipatía hacia el sistema político de aquí es evidente, sobre todo
desde la prensa anglosajona. El deseo de esta prensa es que la economía china
fracase. Para determinados centros de poder económicos del mundo, Wall Street
Journal Finalcial Times, representantes del capitalismo liberal... que un país
oficialmente comunista funcione y que en los últimos 30 años haya obrado el
mayor milagro económico de la historia es muy difícil de tragar. Sirenas
anunciando el colapso de este sistema las he venido escuchando en los últimos
20 años. Todos los años China se va a desinflar y va a haber un colapso del
sistema económico chino, sin embargo no lo hay. Por el contrario, todos los
años India va a ser el gran poder, va a pasar a China... porque es una
democracia. Pero no es así. India es un país más estimulante desde el punto de
vista político, pero desde el punto de vista económico es un desastre. En el
ámbito de infraestructuras, China y India no se pueden comparar, hay una
diferencia no de años, sino de décadas. Dicho esto, hay un desplazamiento en el
mundo de las manufacturas, yo diría que no tanto hacia otros países, que
también, sino hacia otras zonas de China. China es muy grande con muchos grados
de desarrollo. En esta provincia, en Cantón, se ve muy claro. En el Delta del
Río Perla, las fábricas de mano de obra barata e intensivas en trabajo se están
desplazando a provincias del interior como Hunan. China seguirá siendo durante
muchos años un centro de manufacturas, pero un centro de manufacturas de un
mayor nivel. Las manufacturas más baratas se producirán en Bangladesh o en
Sudamérica; en China, la zona costera subirá en valor añadido y el interior
hará lo que hacía la costa hasta hace poco.
Sobre la burbuja inmobiliaria,
venimos de un país con una de las mayores burbujas inmobiliarias de la
historia. No creo que vaya a pasar lo de España, porque lo que pasó es tan
ridículo que los dirigentes chinos, que son más listos que los españoles, no permitirán
que suceda. Aquí han pinchado la burbuja o la están desinflando y todavía hay
mucha capacidad de adquisición de vivienda. Más de 800 millones de personas viven
en el campo... No es comparable a lo de España.
- ¿El mundo anglosajón tiene interés porque China deje de crecer?
-Cuando hablo del mundo
anglosajón quiero decir el que controla los grandes medios de comunicación y
agencias de noticias y desde el que todos los demás obtenemos la información
con una falta de objetividad plausible. Evidentemente el mundo anglosajón es
mucho más abierto que el chino en la difusión de noticias, pero dicho esto, no
significa que las noticias que salen del mundo anglosajón sean inocentes o
neutrales. Porque desde el mismo momento que uno elige priorizar una noticia
sobre otra o poner de manifiesto una matanza en Irak sobre otra en Nigeria, ya
está censurando. ¿Por qué una noticia de éxito económico en la India se
magnifica mucho más que una noticia de éxito en China? Solo hay que ver cómo
nuestro país ha sido brutalizado internacionalmente con la crisis. Estamos en
una situación muy mala, pero noticias económicas malas surgen de muchos países,
incluso el Reino Unido. Veremos a ver cómo trata la prensa anglosajona el
futuro escándalo de Barclays, cuando han crucificado todos los bancos en
España, cuando no todos los bancos en España están en quiebra.
- ¿Están Estados Unidos y China condenados a entenderse? Aparte de ser
las dos economías principales del mundo, tienen también los dos aparatos
militares más poderosos.
-Estados Unidos sí lo tiene,
China, no. La primacía militar, política, cultural y económica de Estados
Unidos no se puede comparar con la de China. Pensar en algo más sería una
paranoia. EEUU sigue estando a años luz de China. El mundo no es bipolar, sigue
siendo unipolar. China es un país que crece rápido y evidentemente está
haciendo las cosas muy bien y económicamente EEUU y China están muy
interrelacionados, pero si el sistema económico estadounidense desbarrara, se
llevaría por delante a China. Al revés de lo que se piensa muchas veces, el
eslabón fuerte en esta cadena es el americano. EEUU tiene todavía cuerda para
rato.
- Los chinos que trabajan en el campo necesitan un pasaporte para
entrar en las ciudades...
-El Hukou (sistema que establece
una serie de beneficios sociales como sanidad, educación, etc para las personas
que viven en las ciudades) es un tema interno chino. No me gusta, es un sistema
de apartheid interno que les ha funcionado para evitar que las ciudades chinas
se convirtieran en grandes metrópolis tercermundistas como hay en India,
grandes cinturones de miseria que aquí no existen. Aquí ha habido una
urbanización controlada. China, a pesar de ser un país de desarrollo medio,
tiene a casi la mitad de la población viviendo en el campo. Eso genera
muchísimas injusticias y un sistema de apartheid interno que con los años se
intentará paliar, porque es una de las grandes fuentes de tensión social que tiene
el país ahora y que va a incrementarse con los años.
- En China existe una mafia o sociedad en la sombra conocida como 'heishehuí'
que implica los sobres rojos en la frontera, la obligación de llevarse bien con
el Gobierno o el llamado 'guanxi', la corrupción... ¿Cambiará con el nuevo
gobierno?
-Guanxi es un aspecto cultural,
no solamente político. El guanxi es tener relación con un tipo de gente, hacer
negocios, pero también pasa en España. Los negocios dependen del tipo de gente
que conozcas, es exactamente así, tampoco hay mucha más diferencia, aunque en
España el poder está mucho más fragmentado, descentralizado y al ser una
democracia, cambia, pero hemos visto en todos estos años que han concluido con
la crisis la connivencia que había entre muchos ayuntamientos y constructoras,
empresas... De una forma también más chusca, pero el guanxi existe tal cual en
nuestro país.
- Uno de los deberes de un cónsul es velar por las relaciones
comerciales entre el país receptor y España, este tipo de 'guanxi' o
corrupción, ¿hasta qué punto dificulta las relaciones comerciales?
-No creo que guanxi sea
corrupción. Guanxi es relación y la corrupción es otra cosa y aunque este país
llegara a ser una democracia como la danesa, el guanxi nunca dejaría de
existir. Porque es un aspecto esencial de la cultura china. El chino siempre
confiará más en un primo, en un cuñado, en el amigo del primo para hacer
negocios, es así. Otra cosa es la corrupción, que se da cuando la transparencia
en los negocios no es la ideal o cuando entran políticos a hacer y deshacer
deliberadamente o cuando hay falta de oportunidades o existe falta de seguridad
jurídica, etcétera. Eso es otra cosa y eso aquí existe en mayor medida que en
otros países. Aun así, muchos empresarios españoles y extranjeros vienen aquí y
se enfrentan con ello, lo sufren. Muchos de ellos fracasan y muchos de ellos
salen adelante. Hay que ser muy conscientes de que la corrupción existe.
- ¿Animaría a los empresarios españoles a venir a China?
- Si se tiene algo de calidad,
sí. Depende de lo que quieran vender. Este sigue siendo un gran mercado.
- ¿Y tenemos cosas que ofrecer aparte del aceite y el vino?
-Tenemos nuevas tecnologías, las
energías renovables, pero evidentemente la brecha entre China y España en estas
cuestiones es cada vez menor. Este país no es lo que era hace 15 años. Se está
desarrollando muy rápido, con una clase empresarial extensísima, el chino medio
suele ser muy trabajador y aprende muy rápido y cada vez necesitan menos los
productos de occidente y los que necesitan son cada vez de más calidad y de más
valor añadido. Si nosotros estamos en condiciones de ofrecerlo, yo animaría, de
lo contrario... esto ya no es la panacea de hace 15 años.
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Despacho del cónsul |
- El chino busca la inversión extranjera, se empapa de los conocimientos
de los países desarrollados para pasar a producir por su cuenta. ¿Es cierto?
-Eso lo hemos hecho todos. España
absorbió gran parte de la producción extranjera en los años 80. Éramos la China
de los años 80 después de entrar en la UE.
- Dice usted que los chinos son muy trabajadores, ¿qué le diría al
presidente de Mercadona cuando dijo que los españoles deberían trabajar como
los chinos?
-Es muy difícil trabajar como los
chinos. Ellos tienen una ética del trabajo y es una ética que los españoles
hemos tenido, sobre todo la generación de mis padres, la generación de la
posguerra. Pero creo que alguien nos ha vendido en España en los últimos años
que éramos un país rico y que el Estado iba a proveerlo todo. España es un país
que funciona en la medida que la gente trabaja, se esfuerza y se organiza y
sale adelante. No somos Australia, un país con 23 millones de habitantes que
vive en una extensión como toda Europa y que tiene grandes depósitos de uranio y hierro; ni lo somos, ni lo
hemos sido, ni lo seremos nunca. Creo que la gente debe asumir más
responsabilidades, deberes sin renunciar a sus derechos, pero conseguir un
equilibrio entre ambos. Los chinos cada vez exigen más derechos: a tener un
trabajo digno y unas condiciones dignas con jornadas laborales más reducidas,
con más días de descanso y mayores salarios, vivir en mejores ciudades,
ciudades más limpias, más oferta de ocio... La china actual no es la China de
hace 20 años con ese sistema de esclavitud, pero sigue dependiendo mucho de las
regiones. Pero en fin, no estaría de más aprender un poco de la ética del
trabajo aquí, que no significa copiar, porque tenemos historias y antecedentes
muy distintos.
- En los desiertos africanos, cuando el caminante comienza a sentir el
golpe de la sed tiende a alucinar con oasis. Ahora que los españoles están
atravesando ese desierto, ¿pueden ver en China ese oasis que en realidad no
existe?
-Esa es una imagen de 'El dorado'
que se tiene sobre el mercado chino, y el mercado chino es muy complicado. Aquí
hay que luchar cada vez más y lo saben los que están aquí. Cada vez hay más
competencia, porque los chinos son cada vez más competitivos, muy listos y se
mueven mejor en el comercio. Cada vez hay menos productos que no puedan ellos
fabricar o mejorar y, por último, porque es un mercado con muchas trampas. No
es un mercado fácil y hay problemas de seguridad jurídica, de arbitrariedad y
eso es obvio, no es tan transparente como los mercados europeos o
estadounidenses.
- ¿Ha vivido en primera persona experiencias con empresarios españoles?
-Lo vivo en primera persona todos
los días. En este sofá se sientan a diario muchos empresarios. Este consulado
es básicamente comercial. Toda la comunidad, el 80 % de los españoles asentados
aquí, son pequeños empresarios, no son los grandes bufetes de abogados o las
grandes empresas que tienen armas de todo tipo para enfrentarse a esto, sino
los pequeños, que tienen grandes problemas para hacer entrar un contenedor, que
se enfrentan a leyes volátiles, a normas que cambian sin preaviso, que sus
socios chinos les estafan, que van a los tribunales y los jueces chinos siempre
fallan en contra de ellos... Eso es continuo. Pero dicho todo esto, que no es El
dorado, empresarios españoles siguen llegando, profesionales liberales como
arquitectos o diseñadores siguen llegando y salen adelante, trabajando mucho.
Que a lo mejor trabajan lo mismo en España y salen adelante, pues no lo sé,
pero prefieren venir aquí, trabajar mucho y salir adelante.
- Hace cinco o diez años, los españoles no hubieran venido aquí sin
cobrar nada, sin embargo, la situación está cambiando, ahora da la sensación de
que son más los españoles que vienen aquí que los chinos que van a España.
-En los tres años que lleva
abierto el consulado se ha triplicado el número de españoles que vienen aquí.
Hay muchos estudiantes o recién licenciados que vienen a enseñar español o a
buscarse la vida en lo que puedan. En cuanto a la inmigración de China a
España, sigue habiendo muchísimos fujianeses que emigran a España, porque ya
hay una colonia bastante importante y porque a los chinos en España les va muy
bien.
- ¿Usted le diría a los españoles que se vengan con una venda en los ojos
y que lo intenten en China?
-No le recomendaría a nadie que
fuera a ningún sitio con la venda en los ojos.
- Pero, ¿les recomendaría China u otro país?
-No es fácil de responder. China
es un país muy duro, por cuestiones culturales e idiomáticas y que además se
está poniendo muy duro con el tema de la inmigración ilegal. Aunque eso va por
provincias, quizá en el sur son más tolerantes que en Pekín. Si uno está
interesado en la cultura china, si quiere aprender chino, me parece bien que
venga aquí, pero lo ideal sería llegar con un contrato.
- La supuesta violación de un inglés a una china, ¿fue un montaje para
controlar más a los extranjeros o sucedió realmente?
-No puedo opinar sobre eso, no lo
sé.
- El cambio que se va a producir en el Politburó y los que se han
venido produciendo en las administraciones provinciales, ¿tendrá efectos sobre
el país?.
-No soy un experto en este
ámbito. Lo he seguido durante muchos años, pero no estoy en Pekín. A lo mejor
hay un cambio de estilo, pero en lo esencial no creo que haya cambios.
- En los tres años que ha estado en China, han cambiado cosas para
bien, pero otras para mal.
-Cuando llegué aquí, pensaba que
la situación de derechos humanos se iba a dulcificar, pero la represión sigue
siendo la misma de siempre. Me sorprende que un gran país como China, con
dirigentes tan inteligentes y brillantes, porque lo deben ser para dirigir este
país, hagan tan mala política con los derechos humanos. Este es un país
dividido, por un lado se busca tener una mayor proyección cultural y civilizada
y por otro lado, el soft power (poder
blando), pero hasta que no tenga una política de derechos humanos más suave,
ese soft power no va a llegar a
ninguna parte. Eso lo saben ellos perfectamente, pero están sometidos a enormes
presiones internas. La falta de magnanimidad, la miseria moral y ética en el
tratamiento de muchos casos, me sorprende y desilusiona enormemente. Pero hay
aspectos muy estimulantes, como el de los blogs y el de ver cómo la sociedad,
sobre todo la gente joven, piensa ya de manera distinta. Es una sociedad en
ebullición, de las más interesantes del mundo, aunque desde occidente siempre
se hable de China con muchos prejuicios. Aquí se está produciendo una de las
revoluciones más importantes de la historia, quizá mucho más importante de lo
que lo puedan ser todas las revoluciones árabes; una revolución mucho más
asiática, más tranquila y moderada, pero que el día de mañana podría tener un
mayor impacto en el conjunto de la humanidad.
- ¿En qué situación se encuentra España con respecto a China en el
plano comercial? Siguen sin darle al jamón de pata la anuencia para entrar en
el país libremente.
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Primer plano del cónsul saliente |
-España no tiene ninguna
capacidad. Somos un país que tenía una cierto poder hace unos años, hace 5 o 7
años, cuando teníamos capacidad de interlocución política, dentro de la UE nos
ha pasado lo mismo. Por otro lado, ya no se habla dentro de la UE de debates
como el estatuto de la economía de mercado o, las mismas presidencias, han
dejado de tener sentido. Ahora en Europa se celebran las cumbres entre la UE y
China, que tienen una relevancia relativa y ese debilitamiento de la UE en
China arrastra a España, que a su vez es un país muy debilitado dentro de la
UE.
- ¿Y la firma de protocolos para dar permiso a la entrada de ciertos
productos españoles?
-Será cuando a ellos les interese
y si de verdad hay chinos que quieran importar el jamón con hueso, por ejemplo.
Depende de sus intereses, sus razones tendrán para no permitirlo. Los chinos
tienen razones para todo, cosa que los españoles a veces no, para ser sincero.
Pero los chinos, que forman un país serio, como los americanos, hacen las cosas
por razones. En España nadie se sienta a pensar por qué o cuáles van a ser las
consecuencias a medio y largo plazo de una decisión.
- ¿Cuál fue el leitmotiv del cónsul cuando abrió la oficina?
-Me pareció un desafío profesional
y personal, que es casi más importante. Era un país que yo conocía, al que
había venido muchas veces. El consulado funciona muy bien y hoy ya podemos
hablar de que hay una cierta referencia de España en Guangzhou, la tercera
metrópoli más importante del país y uno de las más importantes del mundo. Ahora
hay que construir en el ámbito comercial, pero también en el ámbito educativo,
donde hay enormes posibilidades y en los que el idioma y la cultura española se
desarrollan muchas veces por la enorme fuerza que tiene en el mundo. Esta ha
sido una de las facetas a la que yo más me he dedicado, y aunque tenemos muy
poco presupuesto para promocionar nuestra lengua, los departamentos de español que
se inauguran en universidades chinas son innumerables. He visitado muchísimas
instituciones educativas en estos dos últimos años, me han pedido profesores y
hemos encontrado puestos de trabajo para españoles. El idioma español es como
el aceite o el vino, un activo muy importante de nuestro país, si no que se lo
pregunten a los británicos: ¿qué porcentaje del PIB del Reino Unido se destina
al inglés? Lo mismo le puede pasar a España con el idioma, una industria que
puede crecer mucho y donde no se necesitan enormes esfuerzos, pero sí tener las
cosas muy claras. Llevamos seis años intentando abrir un Instituto Cervantes en
Shanghai sin que hayamos podido convencer a las autoridades chinas al respecto.
- ¿De qué se siente más orgulloso en estos tres años?
-De haber abierto el consulado y
de que funcione bien. Y, sobre todo, de la reacción de la comunidad española y
de que hayamos podido ayudar a los empresarios que viven aquí, cuya vida no
siempre es fácil.
- Siempre habla con mucho sentimiento del empresario español.
-No era consciente de ese mundo.
Considero que son gente de una gran valía, de un gran coraje, les tengo un
enorme respeto y admiración, porque al fin y al cabo yo soy un funcionario, un
diplomático y soy un trapecista con red, pero ellos son trapecistas sin red.
- ¿Se va contento a México?
-Me voy con añoranza. Casi la
mitad de mi carrera la he dedicado a Asia, pero como el sistema español no
premia mucho la especialización, y quizá es bueno que tampoco la premie, no es
una crítica, sino una realidad, no puedo continuar aquí. Dicho lo cual, México
es el gran país hispano, la gran cultura hispana. Tengo muchas conexiones
familiares y personales allí. Quería ser diplomático español en Latinoamérica,
que es una cosa que todos mis compañeros me han dicho que un diplomático debe
hacer y era una asignatura pendiente en mis 23 años de carrera. Me voy como
segunda jefatura, ministro consejero, es un desafío, una de las embajadas más
grandes del mundo y vuelvo al plano político, del análisis político, que es
donde mejor me muevo. El plano consular ha sido un paréntesis. Dejo amigo,
experiencias, sentimientos en Guangzhou, que ha sido mi ciudad. Dejo Asia
después de 10 años viviendo y estudiando este continente.
- ¿Le da más miedo irse a México que cuando vino a China?
-A China vine muy
asustado y allí, la embajada está montada. Aquí fue un desafío, me lanzaron en
paracaídas, aunque con red, pero aun así, no fue fácil.